Querido marido, necesito más Ayuda.

Querido marido, necesito más Ayuda

Así empieza la carta que Celeste Erlach escribió a su marido que no hacía nada en casa, y tampoco colaboraba en la crianza de los dos niños pequeños. 

Esta estadounidense de 35 años no pudo más y publicó la carta en la página de Facebook Breastfeeding Mama Talk.

El post se viralizó en pocas horas en todas las redes sociales.

Celeste cuenta en otro texto que nunca llegó a entregar la carta a su marido ya que la escribió para desahogarse. Fue entonces cuando decidió hablar «cara a cara» con su compañero para arreglar todo lo que estaba sucediendo en casa, y a partir de entonces, este se puso las pilas y empezó a compartir las tareas de casa.

Aquí podéis ver los dos textos, el que escribió a su marido y su reacción al conocer el alcance que había tenido en las redes sociales

«Querido marido, necesito mas ayuda. 

Anoche fue difícil para ti. Te pedí que vigilaras al bebé para que me pudiera ir pronto a la cama. El bebé estaba llorando. En realidad, estaba quejándose. Le podía escuchar desde la planta de arriba. Se me hizo un nudo en el estómago solo de escucharle, pensando si debía bajar y aliviarle o cerrar la puerta para conseguir las horas de sueño que necesitaba desesperadamente. Elegí lo segundo.

Tú entraste en la habitación 20 minutos después, con el bebé aún llorando frenéticamente. Pusiste al bebé en la cuna y, con cuidado, empujaste la cuna más cerca de mi lado de la cama, un claro gesto de que habías terminado de vigilarle.

Quise gritarte. Quise empezar una pelea épica en ese mismo momento. Llevaba vigilando al bebé y al niño todo el maldito día. Lo mínimo que podías hacer era cuidarle un par de horas por la tarde para que intentase dormir.

Solo unas pocas horas de valioso sueño. ¿Es tanto pedir?

Sé que los dos hemos visto a nuestros padres seguir los roles clásicos de madre y padre cuando crecimos. Nuestras madres eran las principales cuidadoras y nuestros padres estaban relativamente liberados. Eran padres excelentes, pero no se esperaba que pasaran tiempo cambiando pañales, alimentando y cuidando a los niños. Nuestras madres eran las supermujeres que mantenían la dinámica de la familia. Cocinando, limpiando y criando a los niños. Cualquier ayuda del padre era bienvenida, pero inesperada.

Veo que estamos cayendo en esta dinámica familiar cada día más. Mi responsabilidad de alimentar a la familia, mantener la casa limpia y cuidar a los niños se da por hecha, incluso cuando llego de trabajar. Me culpo de la mayoría. He sentado el precedente de que puedo hacerlo y la verdad es que quiero hacerlo. No te ofendas, pero no estoy segura de que quiera saber qué pinta tendría una semana de cenas hechas por ti.

También veo a mis amigas y otras madres haciéndolo, y haciéndolo muy bien. Sé que tú también lo ves. Si ellas lo consiguen y nuestras madres también, ¿por qué yo no?

No lo sé.

Quizá nuestros amigos están actuando en público y en realidad se pelean. Quizá nuestras madres sufrieron durante años en silencio y ahora, 30 años después, simplemente no recuerdan lo duro que era. O quizás, y esto es algo por lo que me reprendo a mí misma todos los días, no estoy cualificada para este trabajo como las demás. Y por mucho que me rebaje solo pensarlo, voy a decirlo: necesito más ayuda.

Un parte de mí siente que pedirlo es un fracaso. Lo que quiero decir es que sí ayudas. Eres un padre impresionante y haces un trabajo genial con los niños. Y, además, esto me debería salir solo, ¿verdad? Instinto maternal, ¿no?

Pero soy un humano, estoy funcionando con cinco horas de sueño y estoy cansadísima. Te necesito.

Por las mañanas, necesito que prepares al mayor para que yo cuide del bebé, prepare comida para todos y tome una taza de café. Y no, preparar al mayor no significa colocarle delante de la televisión. Significa asegurarse de use el orinal, de que se tome el desayuno, comprobar si quiere agua y preparar su mochila para el colegio.

Por la noche, necesito una hora para despresurizar en la cama sabiendo que el mayor está dormido en su habitación y tú estás cuidando al bebé. Sé que es difícil escuchar al bebé llorando. Créeme, lo sé. Pero si yo puedo vigilar y tranquilizar al bebé la mayor parte del día, tú puedes hacer una o dos horas por la noche. Por favor. Te necesito.

Los fines de semana necesito más descansos, momentos en los que puedas salir de casa por mi cuenta y sentirme como un individuo. Aunque solo sea un paseo por el barrio o ir a hacer la compra. Y algunos días, cuando he organizado clases de natación y quedadas para que los niños jueguen y parece que tengo todo bajo control, necesito que me eches una mano. O proponerme que yo me tumbe mientras ellos se echan la siesta. O empezar a limpiar los platos sin que te lo tenga que pedir. Te necesito.

Últimamente, necesito escuchar que agradeces todo lo que hago. Quiero saber que te das cuenta de que la colada está hecha y una cena deliciosa ha sido preparada. Quiero saber que valoras que dé el pecho a todas horas y que la extraiga mediante bombeo mientras trabajo, cuando sería más fácil para mí darles leche artificial. Espero que te des cuenta de que nunca te pido que te quedes en casa cuando tienes algún partido. Como madre, está asumido que debo estar en casa a todas horas y siempre disponible para cuidar a los niños mientras estás fuera. Y sé que alimento esa idea estando, bueno, pues en casa.

Sé que no es como lo hicieron nuestros padres y odio pedirlo. Ojalá pudiera hacerlo todo y que parezca que no me cuesta ningún esfuerzo. Y ojalá no necesitase reconocimiento por hacer cosas que la mayoría de las personas piensan que debe hacer una madre. Pero estoy mostrando una bandera blanca y admitiendo que soy humana. Te estoy contando cuanto te necesito y si sigo a este ritmo me voy a romper. Y eso te haría daño a ti, a los niños y a nuestra familia.

Porque, afrontémoslo, tú también me necesitas.»

Este es el segundo texto que publicó Celeste

«Wow…

Todo lo que puedo pensar es WOW. Estoy impresionada por la respuesta a mi mensaje «Querido esposo». Estas últimas semanas han sido irreales. Si me reconociste en esta publicación, quiero agradecerte sinceramente por tu apoyo. Si eres una seguidora desde hace mucho tiempo, gracias por seguir creyendo en mí.

Os considero a todas mis amigas. Quiero que sepáis que esta es una página segura para las madres: viejas, nuevas, seguras, inseguras, seguras o que luchan. No toleraré criticas mi página… a mí, a mi familia o a cualquiera de vosotras. Esta página existe para animar a las mamás, no para derrotarlas.

Quiero daros a vosotras, a mis viejas, nuevas y queridas amigas, la primicia sobre cómo surgió mi mensaje de «querido marido». No encontrarás esta historia en ningún otro lado, ¡así que disfruta!

Escribí mi publicación «querido marido» hace un tiempo. Si me sigues de cerca, sabes que mis hijos (dos niños) tienen cuatro años y casi dos ahora. Mi publicación habla sobre mi bebé en su cuna, si haces los cálculos, verás que fue hace un tiempo.

Escribí esta publicación casi como una entrada en el diario. No tenía intención de compartirla. Y tampoco tenía ningún plan para entregarla a mi marido (¡contrario a lo que muchos suponían!) Como escritora, es más fácil para mí escribir mis sentimientos en papel antes de comunicarme directamente, y esto fue exactamente lo que hice.

Escribí esta entrada en el diario y la guardé. Entonces, hablé con mi esposo. Cara a cara. Tuvimos una larga conversación y varias conversaciones que naturalmente siguieron. ¡Hablamos de TODO! Nuestras vidas nuevas como padres, nuestras expectativas, nuestros miedos más profundos y nuestras luchas. Le dije ¡NECESITO MÁS AYUDA! y él me dijo que necesitaba más comunicación, más confianza y más tiempo de vinculación con el nuevo bebé. Y más tiempo a solas conmigo. ¡Sí!

¿Puedes creerlo? Éramos padres nuevos, tan centrados en cumplir el día que no teníamos idea de lo que el otro estaba pensando… Lo que nuestro compañero necesitaba… Fue revelador. Iluminador. Fue un momento hermoso de conexión matrimonial que se siente tan raro en las primeras semanas y meses después del nacimiento de un bebé.

Decidimos hacer algunos grandes cambios. Mi esposo se hizo cargo de varias tomas nocturnas con leche que yo sacaba durante el día. Separamos algún dinero para contratar a una canguro. Organizamos nuestra primera cita en meses.

Estos cambios parecen bastante simples, pero fueron decisivos para nosotros. Pude dormir más. Mi esposo tiene más tiempo con el bebé. Y tenemos que volver a conectarnos entre nosotros, algo que damos por sentado antes de que lleguen los niños.

Decidí publicar esta carta después de establecernos en nuestra nueva rutina. Creí que ayudaría a otras mujeres a decir sus verdades. Esperé que sirviera de catalizador para el cambio de las mujeres que están luchando como yo.

Esta funcionando.

Mujeres de todo el mundo me han contactado. Ellas y sus maridos están comenzando a comunicarse.

Si estás llegando a tu límite… Habla alto. Trabaja para hacer cambios. No estás sola en esto. Estamos aquí para tí. Estoy aquí para ti.

Por favor continúen siguiéndome en este viaje. Os quiero y os envío un gran abrazo virtual.

Ahora, es tu turno … ¡Quiero saber de ti!»

 

Author: Daniela Mas

Share This Post On
468 ad

Submit a Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Pin It on Pinterest

Share This
Secured By miniOrange