Cambios a flor de piel
El embarazo es una etapa de la vida de una mujer muy especial, donde se producen cambios importantes a medida que el bebé se va desarrollando.
No hay que olvidar que es un proceso natural y que el organismo de la mujer está preparado sabiamente para adecuarse mientras se van produciendo esos cambios.
La piel es uno de los elementos de nuestro cuerpo en el que se producen más cambios: por un lado, debe estirarse e ir creciendo durante toda la gestación para dar espacio al crecimiento del bebé y por otro lado, los cambios hormonales que se producen pueden alterar también su comportamiento, dando lugar a necesidades distintas a las que se tenían antes del embarazo.
Además, nuestro peso aumenta de manera natural, lo que puede producir pesadez y cansancio. En este sentido, los senos también se preparan para alimentar la nueva vida que está de camino y es normal que se produzcan agrietamientos y estrías.
Cuando la piel se estira y crece, es necesario aportarle una cantidad mayor de elastina y colágeno, que son los elementos esenciales responsables de que los tejidos no se “rompan” en ese proceso.
Es importante también aportar elementos cicatrizantes y calmantes para prevenir los efectos no deseados de esas roturas. Y también, componentes antibacterianos y antiinflamatorios que actúen cuando es necesario, así como ingredientes relajantes y refrescantes.
Elementos naturales para cuidar la piel durante el embarazo
La naturaleza nos ofrece elementos que pueden contribuir también sabiamente a atravesar todo este proceso de un modo relajado y eficaz. Algunos de estos elementos son: el aceite de almendras, la manteca de karité, la cáscara de arroz, el aceite de argán, la camomila, la caléndula, el rusco, la vid roja, el eucalipto, la menta…
Es fácil hacerse con un pequeño neceser con productos que contengan estos ingredientes para el cuidado del cuerpo antes y después del embarazo.
Las elaboraciones de productos cosméticos específicos para el tratamiento de la piel durante el embarazo pueden empezar a utilizarse a partir del tercer mes y es conveniente seguir usándolos después del parto, durante un período de seis a nueve meses, hasta que nuestro organismo recupera su forma natural, previa al embarazo, ya que contribuirán de manera muy activa a ello.
Ser constantes en la aplicación de estos productos durante y después del embarazo es una manera de cuidarnos y cuidar de nuestra salud que mejora la calidad de vida y contribuye a sentirse relajada y feliz durante esta maravillosa etapa de cambios y sorpresas.
