Las “maldades” de la actividad física en el embarazo
Para las mujeres que están embarazadas y no tienen ningún factor de riesgo, hacer actividad física adaptada al embarazo debería ser la norma. Tiene grandes beneficios para ellas y para sus bebés. Pero en muchas ocasiones la información que les llega es muy contradictoria, causándole muchas dudas y haciendo que en muchos casos se mantengan inactivas.
Hoy hablamos de los 5 mitos sobre la actividad física en el embarazo.
No te metas a la piscina embarazada, si rompes la bolsa, no lo vas a notar
El agua de cualquier piscina está a 28 grados y la temperatura corporal interna, a más de 37. Además si rompes la bolsa, en el hipotético caso de que lo hagas durante una clase en el agua, seguirás perdiendo líquido, posteriormente a ella.
Si haces alguna actividad física, le está llegando menos nutrientes al bebé
No es así, cierto es que al territorio uteroplacentario le llega menos sangre ya que esta ha de ser enviada a los miembros para realizar la actividad que hayas elegido. Pero la sangre que irriga al bebé y la placenta se produce, para compensar, una redistribución de la misma a favor del bebé y por sus propios mecanismos, su afinidad para captar el oxígeno es alta. Trabajando en frecuencias cardíacas moderadas, no hay riesgo.
Tendrás más contracciones
Ciertamente, pero en mujeres sin riesgo esas contracciones no van a modificar el cuello del útero, que es lo que realmente nos “asusta”.
El aumento de temperatura que se produce cuando haces alguna actividad física en el embarazo puede dañar al bebé
La hipertermia es peligrosa para los bebés, especialmente si estamos en una etapa muy temprana del embarazo. Pero sobre todo esta recomendación se hace pensando en la fiebre, no en hacer deporte. Las embarazadas tienen mecanismos muy efectivos para dispersar el calor (mayor flujo sanguíneo a nivel de piel, vasodilatación por efecto hormonal…) por lo que si la actividad es moderada y realizada en un entorno adecuado (con temperaturas no excesivas), no hay riesgo.