Se aproxima el verano y con ello el calor y la perspectiva de vacaciones
Uno de los destinos más frecuentes es la playa, donde los niños más disfrutan y donde podrás tomarte un merecido descanso. También puedes optar por refrescos en alguna de las muchas piscinas que en unos días ya estarán en funcionamiento, pero recuerda que es necesario actuar con cautela. Te dejamos algunas precauciones para bebés en verano.
Bebés en verano, siempre vigilados
Puedes pensar que tu hijo no se desplaza lo suficiente para llegar al agua, desgraciadamente no nos damos cuenta de lo contrario hasta que no es demasiado tarde. Al respecto de niños mayores, el peligro se multiplica. Nunca les quites un ojo de encima. Intenta relajarte y disfrutar de unos días de verano en familia, pero ten presente que ahora tu mayor preocupación son ellos.
Cuidarse del sol
Los niños tienen más facilidad para quemarse, sobre todo cuando son pequeños. Evita las horas centrales del día, utiliza un buen protector solar de un factor de protección alto, especial para niños y resistente al agua. Repite la aplicación pasada unas horas. Si tu hijo tiene la piel muy sensible existe ropa especial con protección solar para poder estar en la playa y bañarte, sin problemas. Una sombrilla te resultará de gran ayuda, especialmente si tu hijo es muy pequeño
Protege sus ojos (en la medida de lo posible)
Es importante cuidar de sus ojitos en verano, como os contábamos en este post. Utiliza gafas de sol para niños, pero todos sabemos que es bastante difícil que se mantengan puestas. Intenta que lleven las gafas de sol el mayor tiempo posible, especialmente si están en la playa, ya que la arena reverbera mucho la luz solar.
Cuidado con las digestiones
Cuida que tu hijo no tenga cambios bruscos de temperatura después de haber comido. Recuerda que el «corte de digestión» se produce por este contraste de temperatura y durante la digestión, una gran cantidad de sangre está concentrada en la realización de dicho proceso por lo que el aporte de oxígeno al cerebro es menor y puede propiciar el desvanecimiento del niño. En estos casos, aplica el sentido común: refresca los brazos, el cuello, la nuca y las piernas antes de meter al peque en el agua y cuida que la inmersión sea progresiva.
No bañar antes de los 6 meses de edad
La mayoría de los profesionales no recomiendan el baño en la playa o la piscina comunitaria antes de esta edad, sobre todo por los riesgos que entraña la exposición al sol. Ten presente que los bebés tienen una piel muy sensible y, a pesar de estar bien protegidos, tienen más riesgo de quemarse.
¿Qué más precauciones tomas con tus peques a la hora de ir a la playa? Comparte tus consejos con nosotros.
